lunes, 10 de diciembre de 2012

Y llegó Diciembre...



Y Llegó Diciembre, nomás. La ciudad empieza a iluminarse y a teñirse lentamente de color rojo y desde las vidrieras de cada local comercial nos bombardean con carteles de ofertas que en realidad no lo son, mientras resurge en nosotros esa necesidad imperiosa  de querer comer pan dulce y budines, vaya uno a saber por qué.  Otra vez nos encontramos con que estamos llegando al final de un año que se paso volando y en nuestras cabezas empiezan a resonar como trompetas todas esas cosas que prometimos hacer o cambiar y que no pudimos, un poco culpa de la falta de tiempo, ya una constante en nuestras ajetreadas vidas y otro poco porque la verdad es que somos algo vagos para finalizar cosas, sobre todo cuando nos ponemos metas que van de la mano de esa sensación de que la vida se nos escurre entre los dedos, que nos estamos poniendo grandes y Dios sabe cuántas cosas más. Mientras desempolvamos los adornos del arbolito y descubrimos que las luces del mismo se volvieron a quemar a pesar de que esta vez fuimos extremadamente cuidadosos al guardarlas, repaso junto a ustedes alguna de las “auto promesas” que solemos realizarnos y que casi nunca llegamos a cumplir.
Con esfuerzo comenzamos la dieta, pero  a las dos semanas de morirnos de hambre finalmente nos preparamos una montaña de milanesas y con algo de resignación, les damos la bienvenida a nuestras pancitas prominentes y a otra cosa. Ya algo cansados de la rutina de nuestros trabajos comenzamos la búsqueda de uno nuevo, pero al cabo de un tiempo nos dimos cuenta que en realidad ya estamos algo grandes para empezar en otro lugar con el estigma de ser ”el nuevo” y es ahí cuando volvemos a mirar con más cariño nuestros viejos escritorios. O cuando ahorramos durante todo el año para irnos de vacaciones a ese lugar soñado y al acercarse la fecha se nos enfermó uno  de los nenes o un amigo está en aprietos financieros y no podemos decirle que no;  Adiós playa, adiós mar de aguas cristalinas. Hola, sierras de Córdoba.
Como les decía, las metas que nos imponemos suelen casi misiones imposibles, sobre todo porque nuestro destino, incluso lo que pasará dentro de cinco minutos cuando terminen de leer estas líneas es completamente imprevisible, por eso soy de la idea de que en estas fiestas que se avecinan y mientras miramos medio de costado al año que se va y cargamos con una tonelada de expectativas al año que aún no llega empecemos a  encarar nuestras vidas con una mirada más realista y amigable para con nosotros mismos. No vivamos como frustraciones las cosas que no se dan. Si no salió por algo será, tiempo al tiempo. Nunca es tarde y mejor dejar que las cosas fluyan con (al menos un poco) de naturalidad porque ya vimos que la presión termina muchas veces pinchando esos grandes globos llenos de proyectos que llevamos a cuestas.  Levanten las copas y brinden por que están vivos, que ya es mucho. Va a sonar a clishe barato, pero si están rodeados de afecto, ya sea pareja, familia o amigos la carga se hace mucho más liviana. Mientras busco la ubicación exacta en mi nueva morada para el arbolito y peleo con mi gato porque me roba cada adorno que saco de la caja, les mando un fuerte abrazo a todos y como siempre, gracias por estar ahí. Feliz Navidad para todos.-

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