Ante todo
debo confesar que no soy del tipo de persona a la cual les afecte lo que digan
los demás, pero que pasa cuando el golpe viene desde el lugar menos pensado?...
Pasa más a
menudo de lo que cualquiera podría creer; te sale un proyecto, lo comentas con
amigos, se lo decís a tu familia, lo compartís en Facebook, básicamente, lo disfrutas.
Hasta que de repente un día escuchas salir de la boca de esa persona que antes
te felicitó: “si a éste le salio, que no es nadie…”.
Es ahí donde yo me pregunto: donde quedo tu alegría
por mi? Donde quedó la buena onda que me brindaste cuando te lo conté?
Porque
cuesta tanto alegrarse por lo que le pasa al prójimo? A veces no lo puedo
entender demasiado, me saca de mis casillas. Tengo varias teorías con respecto
al tema, pero la principal recae en el simple y fatídico hecho de que muchas
veces tenemos miedo a intentar, por miedo a fracasar, ni más ni menos que eso.
Y esa misma frustración de no poder concretar, deriva automáticamente en enojo,
molestia…envidia. En gran parte las razones por ese enojo son básicamente
nuestra propia culpa, seamos sinceros. Cuantas veces escuchamos culpar a Dios,
al gobierno de turno o vaya a saber a cuantos más por que las cosas no salen
como queremos? Pero que estamos haciendo para que salgan? Porque de brazos
cruzados no vamos a conseguir nada, y el que se animó y lo hizo no tuvo menos
miedo que vos y que yo, simplemente tuvo la capacidad de ir un paso más allá, o
mejor dicho, convirtió ese miedo en coraje.
Hay que
prestar mucha atención a los primeros síntomas de la gente que es víctima de
esta patología; la sonrisa muta en mueca vacía, la mirada empieza a tornarse
esquiva, y las cejas se arquean cual villano de película de Disney, y ello
decantará en el comentario venenoso, que puede ser letal, para el cual hay que
estar preparados. Seguramente no
podremos hacer nada al respecto, excepto no dejar que nos afecte.
La primera
vez que te pasa jode un poco, pero no tenemos que dejar que las frustraciones
ajenas nos tiren abajo. Todo cuesta, y si lo conseguiste seguramente lo
merecés, laburaste, luchaste, te animaste.
Es siempre
mejor estar en la fila de los jugados. No importa si no sale, sabés que lo
intentaste. No te quedes con las ganas. No te caigas al primer sacudón. Y la
opinión del envidioso de turno dejala pasar. Yo me voy en busca de mi próximo desafío,
vos?...
Y como
decía el gran Don Quijote: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos!”.-
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