sábado, 21 de septiembre de 2013

Primavera, alegría y alergias...



“Pio pio pio, pio pio pa…” el fraseo desafinado de Ringo Bonavena que está sonando desde el primero de enero de fondo mientras el canal de noticias más estrafalario de todos anuncia con placas de color rojo furioso cuantos días quedan para el 21 de septiembre finalmente ha llegado a su fin. La primavera esta otra vez entre nosotros. Pero no todo es diversión en mi universo personal. ¿Por qué? Tomen asiento que paso a relatarles mi historia de hoy…
Dolor de cabeza. Congestión nasal. Fiebre. Malestar general. No, no estoy describiendo los síntomas de alguna clase de gripe o virus de esos que aparecen en las películas de zombies antes de que estalle el caos. Esto es la primavera para quien les escribe. Pasa que desde que tengo uso de razón y mientras el resto del planeta festeja y celebra al ritmo de esas canciones que cual villancicos en navidad solamente suenan en esta época del año, yo miro a través de la ventana con cara de gatito de película de dibujos animados mientras me termino mi taza de te con hierbas anti congestivas. Si, estimados; alergia o mejor dicho, todas las alergias juntas se apoderan de mi cuerpecito hasta dejarme cual trapo de piso tirado en un rincón de la casa.
No, no soy un fan de la primavera. Y no solo por mis alergias; una vez que pasaron los festejos empieza brotar en mí una extraña sensación de que el año se volvió a pasar volando y que en un parpadeo ya estaremos desempolvando el arbolito, brindando y volviendo a empezar sin tiempo ni siquiera para hacer un balance de lo bien o mal que nos fue. Manías aparte, septiembre además de traer la primavera a cuestas es ese mes en el cual tenemos días de mucho calor, llueve y hay mucho, excesivo viento, además de bajar la temperatura hasta valores casi ilógicos que en menos de 24 horas después volverá a trepar a los treinta grados. Podría decirles que la edad me está poniendo demasiado odioso pero, seamos realistas; sabemos muy bien que no es así.  Igual eso no me ha detenido en mis pobres intentos de festejar y formar parte de la comunión de gente que religiosamente marcha todos años en esta fecha a festejar al Parque, al rio o a algún boliche, siempre con protección, por supuesto (si, protección; pañuelos descartables y gotas para la nariz, original como siempre). Este año me encuentra embarcado en un nuevo recorrido, en rumbo a un nuevo comienzo que Dios mediante cambiara para siempre mi vida. Así que probablemente este sea el año que rompa con mis malas rachas de primavera y me permita por fin, generar un recuerdo agradable y con menos congestión que años anteriores. ¡Feliz primavera para todos!  Festejen pero por sobre todas las cosas, sean felices y traten de hacer feliz a alguien más. Nos leemos la próxima semana.-


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